La luz infrarroja puede ser separada en tres categorías:
- Infrarroja cercana – La más cerca a la luz visible, y tiene una longitud de onda que varía de los 0.7 a 1.3 microns.
- Infrarroja cercana – Con unas longitudes de onda que va desde 1.3 a 3 microns. La anterior categoría y esta, se usan en una variedad de dispositivos electrónicos, como es el caso de los mando de control remoto.
- Infrarrojos termales – Ocupa la mayor parte del espectro de los infrarrojos, y tiene un rango de los 3 a los 30 microns.
La diferencia entre esta última y las dos primeras, es que los infrarrojos termales es emitido por un objeto en lugar de ser reflejado por el. La luz infrarroja es emitida por un objeto por lo que está pasando a un nivel atómico. Los átomos están en continuo movimiento, y si los excitamos con un agente externo, producen energía y luz. En nuestro tutorial sobre la tecnología láser damos una buena explicación de cómo funciona esto.
Cualquier cosa que está viva, produce energía, y así lo hacen también algunas cosas inanimadas como pueden ser los motores o los cohetes. El consumo de energía produce calor. Como contrapartida, el calor causa que los objetos en un objeto enciendan fotones en el espectro infrarrojo. Cuanto más caliente esté el objeto, más corta será la longitud de onda del fotón infrarrojo que ha sido liberado. Un objeto que está muy caliente empezará incluso a emitir fotones en el espectro visible, brillando en un tono rojo, y moviéndose a través del naranja, amarillo, azul y por último el blanco.
Las aplicaciones de los infrarrojos varían en un amplio rango de posibilidades, que pueden ir desde la visión nocturna, hasta el uso en la meteorología o la astronomía. El uso militar que se le ha dado a los infrarrojos ha sido principalmente la anteriormente mencionada visión nocturna, vigilancia, localización de objetivos y rastreo. Muchos dispositivos para investigar el espacio, usan esta tecnología en sus telescopios para penetrar en regiones con polvo cósmico y detectar nuevos objetos en el universo.
La frontera entre la luz visible y la luz infrarroja no está definida de una forma precisa. El ojo humano no es demasiado sensible a la luz a partir de 700 nm de longitud de onda, por lo que las frecuencias cortas no contribuyen demasiado a zonas comunes con fuentes de energía comunes. Sin embargo, luces particularmente intensas, como el láser, pueden ser detectados hasta los 780 nm, y serán percibidos como luz roja. La línea de los infrarrojos está definida – de acuerdo con los estándares – entre 700 y 800 nm.
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